En estos días de tribulación, en que los telediarios, las emisoras de radio y los periódicos dedican una parte importante, a veces de forma casi exclusiva, a informarnos de las graves dificultades en que nos encontramos, es necesario mantener viva la llama de la esperanza, dejar abierta, aunque sólo sea una rendija, a la ilusión. Afirmar, como tantas veces se ha hecho, que después de la tempestad viene la calma o aludir a ese refrán que nos dice que no hay mal que cien años dure, con el que se nos indica que los malos tiempos también tienen su fin. La esperanza en estos momentos está puesta en la vacuna que puede inmunizarnos contra el maligno virus que nos ataca y que cambia de traje para hacerse más virulento, con el permiso de ese sujeto que se llama Fernando Simón, que lo mismo dice una cosa que la contraria.

Pese a las graves dificultades en que nos encontramos y que en muchos casos son verdaderas tragedias, están pasando algunas cosas, además del grave problema sanitario y económico que nos afecta. A ello queremos referirnos porque son pequeñas gotas de esperanza que permiten vislumbrar que hay un futuro después de la pandemia. Se trata de un par de asuntos que han llamado nuestra atención porque tienen de singular el hecho de que han despertado el consenso de diferentes instituciones. Parece, esperemos que no sólo lo parezca, que están dispuestas a tirar del carro en la misma dirección, algo en Córdoba resulta complicado porque somos más de enfrentarnos, de poner trabas y hasta zancadillas con tal de que el adversario no saque su carreta al llamo. El primero de esos asuntos es la Base logística del Ejército de Tierra para la que el ministerio de Defensa busca un lugar. No es una cuestión menor, sino todo lo contrario. Se trata de una inversión de muchos millones de euros que generarán mucho empleo, riqueza y bienestar, algo de lo que en Córdoba estamos muy necesitados y hay una apuesta fuerte por conseguir ubicarla aquí.

El segundo es el futuro de las Caballerizas Reales donde, como es lo habitual, ha habido sus dimes y diretes a cuenta de un espacio no destinado a fines ecuestres, pero al parecer se ha impuesto la cordura y todo apunta, recen o crucen los dedos -según las preferencias de cada cual- para que el proyecto no se tuerza, porque tiene posibilidades. Es, más allá de satisfacer determinados egos, otra posibilidad de crear empleo y generar riqueza. También está el ministerio de Defensa por medio, actual propietario de las caballerizas.

Son dos gotas de esperanza de la que tan necesitados estamos en estos momentos.

(Publicada en ABC Córdoba el 30 de enero de 2021 en esta dirección)

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